A la ciudad de Cali, no solo se le conoce como “la Capital Mundial de la Salsa” por ser cuna de expertos bailarines y músicos de renombre mundial. Es también reconocida por la calidad de sus deportistas, a quienes da formación para competencias a nivel nacional e internacional.
Un buen entrenamiento deportivo va acompañado de un 'Cholao'
Grandes eventos deportivos se han llevado a cabo con éxito en esta ciudad, cuya infraestructura es una de las mejores de Colombia. De esta forma, “la Capital Deportiva de Colombia y de América”, es otro de los sobrenombres que se le da a Cali. Las Canchas Panamericanas albergan varios escenarios deportivos en los que los visitantes puedes disfrutar y hacer ejercicio durante toda la semana, además de asistir a numerosos espectáculos de torneos entre equipos y competencias.
Sin embargo, este complejo deportivo va más allá de su naturaleza. Desde hace varios años, se ha ido fortaleciendo la tradición de visitarlo para disfrutar de uno de los manjares más representativos del Valle del Cauca: “el cholado”, un refrescante postre-bebida de frutas a la que los caleños llaman popularmente “cholao”. De esta forma, esta experiencia gastronómica se asocia a las Canchas Panamericanas, donde ha encontrado su nicho para la venta, es una herencia cultural que han ido trabajando muchas familias desde el año de 1960.
La historia del “cholao” empieza en Jamundí, un municipio aledaño a Cali, en la cocina familiar de la familia de apellido Bonilla, donde se produjo la primera versión de esta receta, a la que llamaron “las tres niñas”.
¿Cuáles son sus ingredientes?
Este refresco consistía en una mezcla de piña, lulo y limón endulzada con miel, a la que se le agregaba abundante hielo. Las hijas Bonilla al ver el éxito que tenía la preparación, salieron a venderla a la calle, con tan buen mercado que pronto se convirtió en negocio principal y muchas otras familias aprovecharon para poner el toque original a esta deliciosa receta. Pronto, esta preparación llegó a Cali, con algunas variaciones, como la incorporación de la panela.
Hoy, la magia no termina allí, puesto que ir a comer este refresco se ha convertido en una experiencia turística muy llamativa y representativa de la ciudad. La experticia de quienes preparan los “cholaos”, es digna de ver, pues, con años de tradición, raspan grandes bloques de hielo dándole forma hábilmente, y luego proceden a pelar y cortar milimétricamente las frutas en poco tiempo. Mientras la magia ocurre, los compradores esperan sentados en una silla a la sombra de un gran árbol, disfrutando de la brisa caleña, esperando con ansias la bebida que les refrescará la tarde.
El “cholao” se come, disfrutando con la amabilidad y extrovertida conversación de la gente caleña, de quienes han preparado el manjar y de quienes pasan por la calle, prestos a saludar y a ofrecer el “buen provecho” sin ningún tipo de prevención.
Este ritual, muy apetecido por los caleños, pone cita a los visitantes especialmente los domingos. El día 1 de enero de cada año, se ha convertido en costumbre ir allí para descansar de las fiestas decembrinas.
Si bien el primer hogar de los cholaos queda en el municipio de Jamundí, de donde es oriundo, en las canchas panamericanas es donde adquirió una nueva receta que le apunta a un refresco con más frutas, como la guanábana, la mora y el maracuyá, una innovación que permitió a los caleños no tener que desplazarse hasta otro municipio para poder disfrutar de este antojo irresistible.