Y esos visitantes que consiguen alejarse de las tumbonas y la suave arena son recompensados con maravillosos sitios arqueológicos, asombrosas tradiciones literarias, festivales vibrantes y quizás la ciudad colonial más encantadora de América; respaldados por una banda sonora de estilos musicales autóctonos que capturan la alegría del Caribe.
Posee el pico más alto del país, el más antiguo asentamiento europeo habitado del continente y el extremo más septentrional de Suramérica, el Gran Caribe Colombiano es la tierra de superlativos con oportunidades inigualables por descubrir.
En una región conocida por sus playas, quizás podría sorprender que el mayor atractivo del Gran Caribe Colombiano no sea una idílica extensión de arena, sino una ciudad. Es que Cartagena no es cualquier ciudad, su casco antiguo bien preservado, es uno de los mejores ejemplos de arquitectura colonial, además rodeada por imponentes murallas que se asoman a las aguas caribeñas y su colorido centro es un romántico portal a otra época.
Al lado de Cartagena, la Península de Barú e Islas del Rosario están rodeadas de playas con arena blanca y aguas tranquilas perfectas para hacer snorkeling o simplemente relajarse en la playa. Menos visitado, pero igual de maravilloso, el Archipiélago de San Bernardo ofrece islas con ambientes familiares que permiten la fantasía de barcos naufragados. De vuelta a la tierra firme, cerca de San Antero y Rincón del Mar, famosos por sus brillantes aguas transparentes.
Y si las arenas blancas y las brillantes tonalidades de las traslucidas aguas son tu prioridad, no te pierdas San Andrés, Providencia y Santa Catalina, ubicadas a cientos de kilómetros de tierra firme en medio del Caribe occidental, estas remotas escapadas isleñas fascinan a los visitantes con su distintiva lengua, tradiciones y cocina.
Para aquellos viajeros que disfrutan de la experiencia de la naturaleza junto a la playa, está el extraordinario Parque Nacional Tayrona que lo tiene todo, playas silvestres con piedras rodeadas de palmeras, fina arena blanca, aguas cristalinas, vasta vegetación y ruinas arqueológicas, rodeados por la singular belleza de la Sierra Nevada. Por lo que no es sorpresa que sea considerado un lugar sagrado por las comunidades indígenas locales.
Hay combinaciones seductoras como la playa y naturaleza que pueden ser halladas en los pequeños pueblos de Carpurganá, Sapzurro y Triganá en el Golfo de Urabá, ubicadas en las grandiosas bahías rodeadas de gran vegetación.
Para una experiencia totalmente diferente en la playa, las sorprendentes tierras desérticas de la península de La Guajira son únicas. Aquí los tonos térreos de las imponentes dunas de arena, colinas y precipicios contrastan perfectamente con las brillantes aguas turquesas del Caribe, y los habitantes indígenas wayúu, quienes reciben a los visitantes en sus casas, son igualmente de extraordinarios.
En la baja Guajira, se encuentra Palomino, un pequeño pueblo junto a la playa con un ambiente bohemio que atrae viajeros con un pensamiento similar a sus hoteles y hostales especializados en bienestar y relajación.
No es necesario ser un fanático de la playa para disfrutar plenamente del Gran Caribe Colombiano. Los visitantes amantes a la naturaleza o aquellos quienes disfruten del sol encontrarán en las montañas de la Sierra Nevada el lugar perfecto para relajarse. En las estribaciones de esta sierra, la apacible población de Minca ofrece la actividad de avistamiento de aves, refrescarse en los ríos y hacer caminatas a través de un bosque antiguo. Otro observatorio de primera clase se encuentra en los humedales de la Isla Salamanca y el Santuario de Flora y Fauna Los Flamencos.
Los lugares más altos de la Sierra Nevadas están cubiertos de glaciares, además son el hogar de los indígenas kogui, wiwa, arhuacos y kankuamos, comunidades que viven en un estado de armonía con la naturaleza.
La Sierra Nevada también acoge los más impresionantes sitios prehispánicos, las monumentales plataformas de piedra de Ciudad Perdida, las cuales solo son accesibles a través de una caminata épica de cuatro días por la selva.
Una ciudad perdida un poco más moderna puede ser encontrada en el interior de Mompós, el que alguna vez fue un próspero puerto en el río de Magdalena y que alguna vez quedó aislado por los cambios de caudal, y hoy se ha convertido en fuente de desarrollo. Su aridez, calles de antaño son el recuerdo de las escenas captadas en vida por el mejor novelista colombiano, Gabriel García Márquez, el padre del realismo mágico quien nació y se crio en esta región.
Así como Mompós, está el pequeño pueblo de Lorica el cual también preserva gran parte su atmosfera original y arquitectura tradicional. Luego, está Santa Marta, la ciudad más antigua fundada por los españoles, con su renovado centro histórico cerca de las playas del Rodadero y sus pueblos flotantes de la Ciénaga.
Por el contrario, la cercana Barranquilla es la ciudad más moderna de la región y la casa de la fiesta más grande de la costa, el Carnaval de Barranquilla, una explosión colorida de baile y música que saca a relucir el legado cultural de la zona a las calles.
Hay mucho patrimonio que celebrar. El rico paisaje cultural del Gran Caribe Colombiano ha inspirado uno de los mayores géneros románticos de la música latina. El vallenato compuesto por el acordeón, se originó en Valledupar al este de la Sierra Nevada y traspasó su frontera más allá del Caribe para convertirse en un gran éxito tanto en Colombia como en el exterior. Mientras que el porro y la cumbia, con sus ritmos y bailes folclóricos distintivos, son el producto de una mezcla única de influencias indígenas, africanas y europeas en la región.
Con tanto que asimilar, es una fortuna que el Gran Caribe Colombiano tenga un gran número de aeropuertos, logrando así que el desplazamiento por la región sea más sencillo. Mientras muchos turistas viajan a y fuera de Cartagena, el aeropuerto de Barranquilla también recibe vuelos internacionales, además Santa Marta, Montería, Valledupar, Riohacha y otras grandes ciudades de la región tienen servicios regulares a Bogotá y otras ciudades principales.
San Andrés también recibe algunos vuelos directos internacionales, además de los vuelos regulares de las diferentes ciudades de Colombia. Por carretera, las principales ciudades de la región están conectadas con los Andes Orientales Colombianos a través de la vía del río Magdalena, mientras que los destinos orientales de Montería y Urabá están conectados con los Andes Occidentales Colombianos por dos excelentes rutas de montañas.