“Estos misteriosos páramos, montañas y volcanes son la cuna de la cultura andina colombiana y los ríos más importantes del país. Este importante legado de las civilizaciones antiguas logra una fuerte presencia dentro de los parques arqueológicos y las comunidades indígenas que salvaguardan el preciado conocimiento ancestral. Este es un destino que invita a descubrir experiencias atemporales que alberga la ‘ciudad blanca’ de Popayán”.
Pero el Macizo, no solo se trata de conectar con culturas cautivadoras y empeños académicos, también es un paraíso natural, que cuenta con una de las mejores travesías del país junto con ríos caudalosos y montañas exuberantes que son el terreno perfecto para las aventuras extremas.
Una de las principales entradas a la región es Popayán, la que alguna vez fue una de las ciudades más acaudaladas de América y la capital religiosa del territorio. Su importancia, tanto para las autoridades coloniales como la iglesia, fue tan significante que construyeron grandes mansiones y monumentos en su honor a lo largo del maravilloso centro histórico especialmente pintado de blanco.
Conocida por sus tradicionales celebraciones de Pascua, la ciudad está rodeada por las imponentes montañas del Parque Nacional de Puracé con sus humeantes farolas volcánicas, magníficos páramos y etéreas aguas termales que emanan los cercanos balnearios de Coconuco.
Antes de que los españoles se establecieran en Popayán, la región ya albergaba prósperas culturas indígenas, algunas de las cuales aún cuentan con asentamientos en el área. El montañoso pueblo de Silvia está rodeado por impresionantes picos y lagos y es la entrada al hogar de uno de los grupos étnicos más distintivos de Colombia, los misak, quienes cuando acuden en masa a la ciudad durante los días de mercado, pasan de ser un pueblo calmado a un carnaval de colores.
En otra zona del Macizo, el Valle del Sibundoy es una gran área de belleza natural donde los indígenas kamentsa preservan sus vínculos culturales entre la Amazonía y las montañas.
Otros grupos indígenas de la región que, aunque tienen tiempo de haber desaparecido, han dejado huellas de sus historias en torno al Macizo. A poca distancia entre sí, en esta montaña se encuentran los yacimientos arqueológicos más importantes de Colombia, San Agustín y Tierradentro. El primero está conformado por grandes monumentos de piedras dispersas en torno a colinas ondulas de gran belleza, mientras que en el segundo se encuentran tumbas subterráneas meticulosamente pintadas y protegidas por imponentes montañas a su alrededor.
Poco se conoce acerca de los artesanos que confeccionaron estas complejas maravillas, sin embargo, estos místicos restos de antiguas civilizaciones son resaltados en cualquier itinerario a través de la región. Ambos lugares son accesibles desde el oeste de Popayán o desde el norte por la ruta de Neiva en el departamento de Huila.
Es probable que los primeros habitantes eligieran la zona por su abundancia de recursos naturales. Ciertamente, el Páramo de las Papas, el cual cubre los departamentos de Cauca y Huila, es el lugar donde nacen los ríos más caudalosos de Colombia: el Magdalena y el Cauca, los cuales han labrado valles fértiles que recorren todo el país.
Las cuencas de ambos ríos están a pocos kilómetros de distancia del extraordinario Macizo Colombiano, que da nombre a la región. Es posible cruzar el páramo de un departamento a otro a pie, o completar esta épica aventura durante un viaje a caballo.
El Macizo no solo es importante por sus recursos hídricos, es también uno de los silos del país, con un sinfín de variedad de frutas, vegetales y cereales en sus tierras fértiles. Los productos frescos producidos pueden ser encontrados en mercados y estantes en las vías de la región, también son la base de la rica cocina del territorio la cual tiene una combinación de las influencias europeas, indígenas y afrocolombianas. Es considerada una de las más variadas y dinámicas gastronomías en el país, por lo que se celebra el Festival Gastronómico de Popayán.
Sin embargo, no todo son tierras verdes y fértiles en la región, en la parte occidental del Macizo, en el valle del río Magdalena, uno de los desiertos más pequeños del de continente, el insólito Desierto de la Tatacoa es el sueño de cualquier fotógrafo, con paisajes áridos además de sus etéreas tierras que ofrecen observación de estrellas de primera clase.
Al sur se pueden encontrar más ecosistemas distintivos de la región donde el altiplano del macizo desciende a las tierras cafeteras y fértiles y valles húmedos antes elevarse de nuevo a las grandes montañas del departamento de Nariño. Estas vibrantes laderas alguna vez hicieron parte del norte del Imperio Inca y la contribución de las legendarias culturas de los Andes perdura aun hoy en día.
Pasto es la ciudad más grande en el sur de Colombia y el corazón de la moderna cultura andina. Tanto en su comida típica, música de gaitas o bares de peña, Pasto es la ciudad que conecta el resto de Colombia con sus países vecinos al sur y es un lugar acogedor para saber más de la fascinante tradición andina. La ciudad es también el hogar de uno de los festivales más llamativos del país, el Carnaval de Blancos y negros.
A las afueras de Pasto, el volcán activo Galeras aloja uno de los parques nacionales más altos de Colombia con un escenario espectacular y aire fresco típico del paisaje montañoso, mientras que, hacia el este, los Andes albergan las brillantes aguas de la Laguna de la Cocha.
Compartiendo la herencia de Pasto, Ipiales es uno de las ciudades más frías del Colombia. Sin embargo, vale la pena desafiar los fríos vientos para visitar la iglesia más espectacular del país, el Santuario de Las Lajas. Esta obra maestra neogótica, se encuentra a la orilla de un profundo acantilado, es popular entre los peregrinos no solo por su fascinante arquitectura, sino también porque es fuente de numerosos milagros.
Muy alto en las montañas, sobre dos ciudades, se encuentra el pueblo de Túquerres, uno de los asentamientos urbanos más altos de Colombia y la entrada a la Laguna Verde, un luminoso lago de gran altitud a la que se puede acceder por medio de una gran caminata, que además es uno de los encantos naturales más fascinantes del Macizo Colombiano. Asimismo, hay otro encantador lago alpino que se encuentran en las pendientes del activo volcán Cumbal donde la Laguna de la Bolsa yace entre los delicados páramos.
Pero no todas las maravillas naturales del Macizo requieren de chaquetas térmicas para ser disfrutadas. En Putumayo, los Andes logran un maravilloso descenso hacía las tierras bajas del Amazonas, en un territorio de temperaturas cálidas, vasta vegetación y ríos poderosos que alberga unos de los más impresionantes paisajes de Colombia.
Desde el fronterizo pueblo de Mocoa es posible visitar las imponentes cascadas que brotan desde las laderas de las montañas cubiertas de selva para luego desembocar en refrescantes pozos que ofrecen la posibilidad de conocer la flora y fauna de la selva colombiana sin tener que adentrarse a tierras profundas.
No son muchos los viajeros que llegan a los límites meridionales de la principal cordillera de Colombia, pero aquellos que lo logran son premiados con auténticos destinos ricos en cultura, historia, aventura y naturaleza que combinan perfectamente las tradiciones con costumbres modernas en una experiencia única.
La mejor formar de llegar al Macizo Colombiano es por medio de vía aérea a los aeropuertos de Popayán, Pasto y Neiva, sin embargo, también es fácil de acceder por vía terrestre desde las ciudades de Bogotá en los Andes Orientales Colombianos, siguiendo el río Magdalena hasta Neiva y desde Cali en el Pacífico Colombiano, conduciendo hasta las montañas de Popayán.