Un ambiente tranquilo y bohemio se respira en el barrio de San Antonio, donde es común caminar al lado de casonas viejas en las que funcionan talleres artesanales, anticuarios y restaurantes que sirven platos tradicionales del Valle del Cauca. Un lugar fundamental es la capilla de San Antonio, que mantiene su fachada blanca y el altar mayor de estilo barroco con imágenes de la época colonial.