Mitú, la capital del departamento del Vaupés, situada a una hora y veinte minutos en avión desde Bogotá, es el destino ideal para sumergirse en la profundidad de la selva, donde las aves, la naturaleza y la cultura ancestral permiten dejar a un lado la cotidianidad de la vida moderna.
Conoce Mitú
Es una ciudad sencilla y pequeña, situada a la ribera del Río Vaupés, rodeada de caños de aguas dulces y de la espesa selva amazónica. Cuando llegues a la ciudad, podrás pasear por la plaza principal o Parque Santander, donde se encuentra la Gobernación del Departamento, la Catedral María Inmaculada y el monumento al “Guio” con el que se rinde homenaje al origen de los pueblos indígenas que allí habitan. En este parque es habitual el comercio de alimentos, de artesanías y la oferta gastronómica típica de la región.
Mitú cuenta con una población de gente alegre, que se enorgullece de la belleza de la selva amazónica y que en su mayoría forma parte de ancestrales tribus indígenas que custodian este órgano vital para la humanidad.
A pesar de ser una ciudad relativamente joven, fundada en 1935, es a la vez es un territorio antiguo, nutrido culturalmente por las tradiciones y sabiduría de los pueblos indígenas como losTukano. Los primeros habitantes de esta población eran parte de esta comunidad. Según la leyenda, arribaron a esta región desde el Brasil, sobre una serpiente.
También hacen parte de la zona, los indígenas Guananos, Yurutíes, Cubeos, Piratapuyos y Desanos y muchos otros que están dispuestos a abrir sus puertas para que el mundo entero se empape de su conocimiento y viva la experiencia de tradiciones milenarias.
Lugares para disfrutar
El Malecón es un lugar ideal para disfrutar de una caminata de mil metros por una de las márgenes del río. Esta hermosa vía peatonal cuenta con plazoletas y quioscos adornados de jardines de vegetación local, donde te conectarás con la vista al cuerpo de agua y el sonido de la naturaleza.
Después de esta experiencia te recomendamos disfrutar de la gastronomía de la ciudad que goza de las bondades de frutos exóticos como el arazá, el copoazú y el corombolo, entre otros. La yuca, el maíz, la fariña, el pan de arroz, las hormigas manivaras, el pescado, la quiñapira y el mojojoy (gusano blanco) son las delicias que tiene la ciudad para ofrecerte durante tu estadía.
El viaje a Mitú es ideal si te gusta realizar avistamiento de aves. En el Vaupés encontrarás más de 500 especies clasificadas, las cuales con sus coloridos plumajes y cantos te brindarán un espectáculo único.
Guías locales especializados en el tema te brindarán toda la información referente a las aves que puedes encontrar dentro de la ciudad. Es muy común ver especies endémicas en las mañanas cerca del mercado local. La ciudad es un destino especial de reunión con fines académicos para los ornitólogos de todo el país y del mundo entero.
También es posible recorrer senderos especiales fuera del casco urbano para disfrutar de una amplia variedad de especies, no solo de aves sino de flora y de diferentes tipos de animales, siempre de la mano de quienes conocen la selva y con el atuendo adecuado.
Existen senderos para realizar caminatas y desplazamientos por el río, que te llevarán a las comunidades indígenas, abiertas a los turistas con su visión ancestral sobre las aves y demás animales de la región. Las caminatas ecológicas establecidas a los alrededores de la ciudad tienen como destino especial diferentes cerros elevados, desde donde te sugerimos observar la selva que se expande desde y hacia el río.
A cinco kilómetros de la ciudad puedes visitar la comunidad Mituseño Urania, un pequeño pueblo en el que conocerás el Cerro Odocabeba (Urania), una cima rocosa de 200 metros de altura, en la que observarás las famosas pavas y las tángaras, y compartirás el día con el pueblo indígena Cubeo, dueño de uno de los miradores más hermosos de la selva.
Así mismo podrás visitar el territorio del dios Cubeo, y una roca llamada tradicionalmente la “Silla de Cubay” desde donde afirma la leyenda, la deidad observa la selva. Una vez llegues a la cima, te encontrarás con un paisaje en el que el cielo con los colores rojos del atardecer se refleja en las aguas del río que transporta pequeñas embarcaciones con mercancías y turistas en medio de la espesura de la selva.
La selva en todo su esplendor
El Cerro Guacamayas es otro mirador de la selva. Para llegar a su cima debes emprender un sendero en el que pasarás por pantanos en los que es común ver reptiles, por el espeso verde de la selva virgen adornada de flores coloridas, y por las Chagras, o pequeños espacios para el sostenimiento de las comunidades indígenas en los que se siembra y se establece una serie de relaciones con la tierra.
Como el camino es agreste, a las caminatas deberás llevar además de alimentación y bebidas, botas de pantano, camisa de manga larga y repelente para insectos. Todo el recorrido es plano, hasta que llegas al cerro, una piedra gigantesca que encierra un ecosistema en el que nacen de ella arbustos y vegetación. Subirás por la roca ayudado de un arnés y una vez llegues a la cima te encontrarás con toda la selva amazónica a tus pies.
Una vez desciendas del mirador, llegarás al Caño Sangre, un “jacuzzi” natural de color terracota, fruto de la vegetación que crece en el fondo del caño.
A once kilómetros de Mitú se encuentra la comunidad Ceima Cachivera, cuyo Capitán recibe cordialmente a los visitantes que quieren conocerla. Después de una introducción sobre las características del territorio y de la comunidad, dirige las expediciones que duran en promedio dos horas.
Aprendiendo de las diferentes culturas
Lo mas interesante de Mitú es que es posible compartir con algunas comunidades sus tradiciones, observar sus trajes y conocer sus costumbres. Serás recibido en alguna Maloca, en las famosas fiestas de Yuruparí, en las que te invitarán junto a los niños a participar de la danza tradicional “carrizódromo”.
Durante las fiestas de Mitú se muestran y venden artesanías, y se comunican los mitos, leyendas y cantos propios de las etnias que allí habitan. Serás testigo del conocimiento de los sabios de la selva, y de la cantidad de dialectos que vienen de las diferentes comunidades, en las cuales la mayoría de los indígenas también habla el español.
Por último, no puedes dejar de embarcarte por el Río Vaupés en una canoa para observar la flora y fauna y realizar el avistamiento de aves que allí habitan.
Numerosos senderos te esperan en medio de los caños, para que los recorras, mientras en tus pensamientos reorganizas las prioridades de la vida, en las que definitivamente estará reconectarte con la naturaleza, cuidarla y protegerla y perseguir en adelante la verdadera riqueza, la alegría de conocer y de compartir con otras culturas.