Pocas experiencias realizan con tanta fidelidad un viaje al interior del propio ser, como este tour por el sur de Colombia, el sur es mi norte es una actividad que te encantará. En este recorrido sanador, la cultura andina a través de sus comunidades abre las puertas a sus tradiciones y costumbres para recordar al hombre contemporáneo que lo más importante habita en su interior.
Este es un viaje para hacer conciencia de la necesidad de transformación personal que necesita cada habitante del planeta para lograr el Bien-Ser, el Bien-Hacer, el Bien-Tener y el Bien-Estar.
Es una vivencia existencial que permitirá la restauración y la sanación de la propia vida a través de experiencias y de espacios en los que se rescatan y se afianzan las tradiciones de los campesinos y de los indígenas nariñenses, sabios ancestrales que mediante la vida cotidiana devuelven a los visitantes el sentido de la vida.
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El sur es mi norte: ¿Cómo llegar?
El Departamento de Nariño se ubica en el extremo suroccidental del país y su capital es San Juan de Pasto. Estas tierras se caracterizan por tener paisajes cuyas montañas se ven como inmensas “colchas de retazos” en diferentes tonos de verde y por ser la casa de seis etnias indígenas reconocidas: Inga, Quillasingas, Pasto, Cofán, Awá y Embera y de una comunidad afrodescendiente.
Es un destino cargado de experiencias que fluyen alrededor de volcanes, lagunas y playas, y de rostros con diferentes herencias indígenas que hablan a los visitantes de la importancia de las raíces y del cuidado de la naturaleza. Así es la actividad de El sur es mi norte.
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Se puede llegar a Pasto por vía aérea desde las principales ciudades del país y una vez allí realizar un tour por los diferentes municipios y comunidades, dependiendo del recorrido escogido previamente con el operador turístico.
La posibilidad de tener una travesía llena de momentos simples de gran valor para el alma, tales como compartir con comunidades ancestrales, como caminar por senderos naturales, como respirar aire puro, como hacer consciente la vida misma, hace que el corazón se expanda en una actitud de gratitud y estalle la alegría desde el fondo del ser.
Tumaco, Ricaurte, La Cruz, Sandoná, Guachucal y El valle de Sibundoy en Alto Putumayo son algunos de los municipios en los que es posible acceder, a través de actividades con la comunidad, a diferentes aprendizajes significativos.
A través de experiencias como el tejido, el compartir en los rituales sagrados y danzas, el cultivo de la tierra y las caminatas es posible liberar temores y convertir los propios miedos en posibilidades. Cerrar los ojos y respirar bajo el sol es una oportunidad para dejarse llevar entre las montañas nariñenses y encontrar el sentido de la vida.
Reservas naturales como la de San Francisco, la del Encanto Andino permiten conectarse con la naturaleza y con la forma de vida de los lugareños, logrando una equilibrada conexión interior.
Con El sur es mi norte, ver la transformación de la historia y la sanación de estas tierras a través de las manos de quienes allí habitan, otorga a los visitantes un impulso hacia el afianzamiento del carácter y hacia la reconstrucción del sentido del propio caminar por la existencia. Brinda la manera de hilar los sentimientos hacia una vida más plena, más libre y desapegada de lo que no se necesita realmente.
A medida que avanza el viaje, la búsqueda de respuestas a preguntas trascendentales empieza a surgir.
En el momento de mayor inquietud por encontrarlas, aparece dentro del itinerario un tiempo para compartir con las abuelas y abuelos de estos territorios. La sabiduría es tanta, que puede tocar las conciencias a través de la íntima relación que tienen con el espíritu de la madre tierra.
Solo escucharlos hablar es necesario para comprender su cosmogonía y el sentido de lo sagrado. El silencio nace de manera natural y es ahí cuando los viajeros son capaces de reconocerse y de integrar el espíritu y las emociones al equilibrio vital. Este alto en el camino permite que surja el propósito de seguir viviendo de una manera más acertada que incluya el cuidado de la salud, de la comunidad y el de la naturaleza.
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El sur es mi norte te conecta con los orígenes: Carnaval de Negros y Blancos en Pasto
Otra experiencia de conexión con los orígenes y con la alegría de estar vivos, la otorga la fiesta más importante del sur del país: el Carnaval de Negros y Blancos en Pasto.
Esta fiesta considerada como Patrimonio Cultural de la Nación, tiene su origen en el año de 1546 y en la fusión de diferentes culturas que corresponden a las regiones Andina, Pacífica y de la Amazonía. Del 28 de diciembre al 6 de enero de cada año, se viven numerosas actividades culturales que se toman las calles de Pasto y que integran a miles de asistentes que se dan cita para vibrar y recoger la alegría de los nariñenses y su capacidad para atravesar las adversidades y sobre ponerse a ellas, “porque la vida es un carnaval”.
Ven a Nariño, y recupera el norte de la brújula de tu vida. Calíbrala con este viaje místico que sanará desde las raíces logrando que “lo ordinario se convierta en extraordinario”.
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