Su capital es Mitú, a donde es posible llegar en avión desde Bogotá o Villavicencio por la aerolínea de pasajeros Satena.
Este bello departamento posee más de 54 mil kilómetros cuadrados de selva muy bien conservada que limita al oriente con el Brasil al sur de Colombia.
Las mejores experiencias están en Vaupés
Protegido por los más de veinticinco pueblos indígenas pertenecientes a los grupos lingüísticos tukano oriental, tukano medio y arawak, comunidades como los tucano, piratappuyo, carapaná, tatuyo, cubeo y carijona entre muchas otras, el Vaupés espera con brazos abiertos a los viajeros que buscan aventura, conocimientos ancestrales y experiencias llenas de naturaleza.
Los ríos Vaupés, Apaporis, Isana, Papurí, Querarí y Taraira, son los escenarios más representativos de un territorio bañado de aguas cristalinas, en un mundo que observa cómo este recurso natural es cada vez más escaso.
De esta forma, la navegación por estos ríos permite a los visitantes una experiencia en la que el avistamiento de aves y de las demás especies de flora y fauna única en el mundo, es una actividad imperdible.
Esta región tiene un ecosistema difícilmente comparable con algún otro lugar del planeta, donde se encuentran 586 especies de fauna silvestre, 96 de peces y 550 de aves.
Planes llenos de naturaleza
Embarcarse por el Río Vaupés supone una experiencia en la que se puede conocer -a siete horas de distancia- el poderoso raudal de Yurupary, además de copiosas cascadas que se encuentran en el camino. Igualmente, el raudal del Jijirimo en el Río Apaporis es una de las maravillas naturales cuyo fuerte sonido revela el poder de las aguas.
En su camino, se llega al Túnel de Apaporis, una galería de piedra sobre aguas profundas y tranquilas de color oscuro, cuyas paredes alcanzan los cinco o seis metros de altura, hogar de paso de millares de golondrinas que migran hacia el sur del continente.
Otros raudales o “cachiveras” que es posible visitar en el Vaupés son los de Villa Fátima, Waracapuri, Onduriña y el del río Paujil, entre otros.
Siguiendo con la aventura por el agua, Caño Sangre es un balneario cuyo color responde a las algas que crecen en el río, un color tierra que atrae las miradas por su intensidad. En la Isla del Espejo, es posible realizar canotaje e incluso buceo. Otros caños para disfrutar de un buen baño al tiempo que se aprende de las comunidades indígenas que habitan a su ladera son Caño Ceima, Caño Cucura, Caño Mituseño.
En el Vaupés visitar los cerros o “tepuyes” realizando senderismo, es toda una aventura en la que la meta es llegar a la cima de estas formaciones rocosas, y así disfrutar de la gran vista a la selva. Es posible llegar hasta los cerros de Vay Reariku con 620 metros de altura, pasando por numerosas cuevas; al cerro Urania, en el que se pueden observar especies de aves únicas en la región y al cerro Tipiaca, rico también en biodiversidad.
Maravillas naturales en Vaupés
La Reserva Natural Nacional Yaigojé Apaporis es un área protegida en la que se busca respetar la vida, costumbres y tradiciones de siete comunidades indígenas, para quienes el Remanso del Tigre es un lugar con características espirituales que otorga conocimientos sobre la naturaleza y los hombres.
Allí se pueden observar 382 especies de aves y cientos de especies de reptiles, anfibios y peces, así como una cantidad relevante de mariposas y varios tipos de mamíferos. En el Lago Taraira se pueden divisar manatíes y dos especies de delfines de agua dulce.
Planes con las comunidades ancestrales para conocer la cultura
Lo que enriquece un viaje al Vaupés y le da el sentido pleno a la visita, es conocer las maravillas naturales desde el punto de vista de las comunidades ancestrales que allí habitan. Por tanto, la experiencia de compartir con las etnias es indispensable.
La visita a las Malocas o “Casas de Origen” es una recomendación central, puesto que en ellas los indígenas comparten sus conocimientos y su cultura con los visitantes. La Maloca Ipanoré es la más grande de la región y abre sus puertas para disfrutar de conversaciones, música, danzas (carrizo), ritos, artesanías, conocimientos y gastronomía.
Allí se recompone el tejido social y se da sentido a la existencia humana desde su propia cosmogonía. Todos son importantes en la Maloca, todos tienen una misión y un trabajo, incluso los que vienen a conocer.
Las Fiestas del Vaupés tienen que ver con las tradiciones de las culturas indígenas y el mestizaje. En el mes de diciembre realizan ofrendas, la del pescado, la de la fruta y la artesanal. La Fiesta de Integración de las Colonias, que reúne el folclor y la gastronomía de la región, se realiza en octubre.
De esta forma, esta región es un destino único en el que la aventura y la naturaleza prometen hacer pensar sobre el verdadero sentido de la humanidad. Visitar el Vaupés es una experiencia renovadora y original.